La Tentación del Fracaso (1950-1960)



Lima, 11/MAR/51
Estoy asqueado de la vida nocturna. Ayer me he codeado con la hez de la vida nocturna, he conocido de cerca el hampa de la ciudad. Camilo y yo salimos con cuatrocientos soles y los dipalidamos en un abrir y cerrar de ojos. No es en la carne donde está el absoluto, no en el dinero, ni en los amigos ni en la alegría, ni en el licor. Tal vez este en los viajes que aún no he realizado, en el amor que todavía no he conocido, en la gloria que es mi ambición íntima o en Dios., aquien creo haber perdido. He de probar esos caminos, para ver si al fin puedo hacer algo que no me hastíe y de la cual no tenga que arrepentirme. Para ello es necesario seleccionar mis amistades, ordenar mis hábitos, trabajar con método, creer en el futuro. Tendré que cambiar. Evitaré las trasnochadas, ahorraré, seré más amoroso con los míos. La memoria de mi padre será mi estímulo. En ella encontraré fuerzas para aderezar esta vida.

Lima, 03/JUL/52
La charla que he tenido este atardecer con Pablo Macera y Alberto Escobar me ha dejado confuso. Todos mis proyectos pueden tomar un rumbo nuevo si es que decido plegarme a los planes del primero y si acepto los consejos del segundo. Macera piensa en suma trabajar lenta, subterránea, inteligente, armónicamente para apoderarse de la Facultad de Letras de San Marcos en el término de diez años. Dicho plan, viniendo de un joven de 22 años, podrá parecer pretensioso y utópico, pero según he conversado con Escobar luego, no es así. Hay una serie de circunstamcias favorables al plan. En primer lugar la crisis de catedráticos en la Facultad de Letras; en segundo lugar, la cohesión y la capacidad de nuestra generación; en tercer lugar, la posición de Macera dentro de la Universidad, que contando con el apoyo de Porras Barrenechea y gracias además a su prodigiosa inteligencia puede garantizarnos, a quienes colaboremos con él, un acceso a las cátedras fundamentales. Naturalemente que nuestras aspiraciones deben estar respaldadas por una preparación académica que nos permita en el momento oprtuno ocupar con lustre y derecho las cátedras vacantes. Y aquí viene mi problema. Macera y Escobar tienen ya su ascensíon asegurada, el primero en Historia como asistente de Porras y el segundo en Literatura como ayudante de Puccinelli. Yo no tengo especialidad ni padrino. Escobar me aconseja dedicarme a la Literatura Francesa. Todo esto además me alejaría del Derecho, que con tanto esfuerzo terminaré este año.

Lima, 13/OCT/52
La úlcera al duodeno, las almorranas, las opresiones nocturnas, todo lo que me atormenta estos días, debe tener alguna finalidad o merecer alguna recompensa. No se puede sufrir impunemente.

(EL VEINTE DE OCTUBRE PARTIMOS HACIA BARCELONA, EN EL AMERICO VESPUCCI, ALBERTO ESCOBAR, ALBERTO ARRESE, CÉSAR DELGADO, MICHEL GRAU, LEOPOLDO CHARIARSE Y YO. LLEGAMOS A BARCELONA EL 14 DE NOVIEMBRE)



Paris, 22/NOV/53
Domingo propicio a la reflexión. Sábado tormentoso: borrachera, mujeres, despilfarro. Evidentemente, París no me conviene. Tampoco me conviene tener dinero. Mi situación se hace cada día más crítica. Necesitaría estar completamente solo, no tener un solo amigo. El aburrimiento, después de todo, tiene sus compensaciones. Por lo menos no destruye ni deja remordimientos.

Paris, 24/NOV/53
Olor a mujer en mi cuarto. En la cama Marie Jeanne. De ella sólo sé su nombre y nada más. Situación enojosa, pues no hay amor de mi parte. Sin aquel ingrediente, el acto es animal y causa desazón. No veo la hora de que se vaya.

Paris, 03/NOV/54
Pienso obstinadamente en C. Recuerdo cada uno de sus gestos, de sus palabras, de sus vestidos. La frecuentación de los amigos, de los libros, del vino, todo me conduce ciegamente a ella. Es en las noches sobre todo, cuando veo la enorme cama vacía, cuando aparto las sábanas blancas, el momento más doloroso. He pensado regresar a Lima en el próximo barco, recibirme de abogado, trabajar fieramente, ganar dinero, posibilitar mi matrimonio. Esta vida de eternos aplazamientos carece de sentido. No creo que mi felicidad resida en el estudio, ni en la formación interior, ni en la creación literaria. Para todo eso tendré tiempo más tarde. El amor y la juventud, en cambio, son fugaces, y debo asirlos desesperadamente antes que se reduzcan a mera invocación.

Paris, 01/01/55
Este último año ha sido para mi -no creo equivocarme- el más importante de mi vida. He conocido la abundancia y la necesidad, la soledad y el amor, la desesperación y el delirio. Un año de experiencias profundas y terribles contrastes. He viajado, amado, escrito, trabajado, leído. No puedo quejarme.



Madrid, 13/MAR/55
Cada vez el licor me hace más estragos. Hoy después de mucho tiempo de abstinencia más o menos forzada he bebido en casa de Escobar una fuerte dosis de coñac y de vino. Total que ahora son las siete de la mañana y no puedo conciliar el sueño. Extraño mis viejas epocas de estudiante en que con la mayor tranquilidad del mundo bebía media botella de pisco y luego dormía como un bendito.

(PARTIDA PARA MUNICH EL SEIS DE NOVIEMBRE CON UNA BECA DE UN AÑO)



Munich, 23/DIC/55
He recibido multitud de cartas. Las de C -una de Miami y otra de Panamá- son las que más me han conmovido. Me envía una foto suya maravillosa. Ayer mientras bebía mi cerveza con Alberto Escobar, le confesé que quería casarme, que estaba a punto de viajar a Lima, de hacer una locura. Escobar, con su inalterable buen sentido, me aconsejó reflexión y prudencia. Hablamos largamente de los inconvenientes y ventajas de la vida matrimonial. Me ha parecido descubrir -en realidad, que hace tiempo lo había notado- que él lamenta haber abandonado su vida de soltero. Betty es una mujer admirable, dulce y resignada, que lo adora, sin embargo... Ahora recuerdo que hace poco Escobar me citó un verso de un amigo nuestro: "Un camino equivocado es también un camino", y añadió: "No sabes hasta que punto este verso es significativo para mí". Una frase suya ayer me sorprendió: "El matrimonio nos priva del derecho a la soledad". Luego observo que desde que estaba casado le había resultado imposible escribir un solo poema.

Munich, 17/FEB/56
He esperado vanamente carta de C. en estos últimos días. Creí que el 15 de este mes sería para ella una fecha tan preciosa como lo es para mí: Segundo aniversario de nuestra excursión a la Place Blanche. Noche inolvidable.
Veo que cada día nos une menos lazos, pues hasta los de la memoria van perdiendo su solidez. Mantener esta relación que segrega sólo melancolía y no proporciona ningún placer, me va pareciendo una empresa absurda. Estoy tentado de enviarle una carta de rompimiento.

Munich, 11/MAY/56
La ventaja de no tener opiniones es que uno jamás se repite. He observado que yo no puedo frecuentar mucho a las personas de opiniones formadas, pues son terriblemente aburridas. La conversación gira siempre sobre los mismo temas y las respuestas ya las conozco de antemano.
Yo rara vez digo dos veces la misma cosa del mismo asunto, pues para mí todos los temas son una sorpresa y me obliga a improvisar.

Munich, 30/JUL/56
El inconveniente de una moral estoica, a la cual me siento inclinado, es que nos condena a una irremisible pasividad frente a los acontecimientos. La ventaja es que nos permite soportar fríamente los pequeños y grandes golpes de la vida. Cada vez que me ha sobrevenido una desgracia he pensado, como Epicteto, que estoy representando un papel y que esa pequeña desdicha que me conmueve era un incidente previsto en la función. Esa reflexión me permite desdoblarme, enfrentarme a la vida no como persona sino como personaje y ver en lo que podría ser un drama una interesante comedia. Esta actitud requiere cierta sangre fría, cierto coraje, pero ¡cuánto más humano y más hermoso es rebelarse, protestar, querer mudar de destino!
- Ahora, por ejemplo, debería lamentarme por la carta enviada a C. y por su silencio subsiguiente. Debería además, enviarle una carta de retractación. En suma, modificar el curso natural de los acontecimientos, introduciendo nuevas circunstancias o variando las iniciales. Pero prefiero esperar, ver "que cosa sigue", permanecer disponible para aceptar todas las sorpresas de la vida.

(EL 28 DE SETIEMBRE PARTÍ EN TREN RUMBO A PARÍS, CASI SIN DINERO, PARA ESPERAR ALLÍ LAS INSTRUCCIONES DE PAUL SCHENEIDEWIND A FIN DE VIAJAR A BÉLGICA)



Paris, 10/OCT/56
El agotamiento físico reduce la vida intelectiva, suprime en el hombre toda capacidad para elaborar ideas abstractas. Esta constatación la he hecho durante la pausa que nos dan a medio día para almorzar. Mis compañeros y yo conocemos en silencio, como los demás obreros, o cambiamos monosílabos sobre el tiempo, el trabajo, el deporte, el vino. Ninguna posibilidad, ningún deseo de entablar una conversación interesante. Cualquier intento por remontarse un poco es vano. Se recae constantemente en lo banal. En otras circunstancias una sobremesa era entre nosotros la apertura de un debate filosóficos. Ahora, agotados por el esfuerzo, diríase que damos licencia a nuestro espiritu, y vivimos solamente en un mundo de sensaciones y de reflejos.

Paris, 11/NOV/56 (12 de la noche)
Despierto insomne luego de tres horas de sueño turbulento. Sigo pensando en la manera de evitar la venta de mis libros. Ahora veo que aquello sería un crimen imperdonable, una forma de suicidio espiritual. Voy a malbaratar años de lectura, de reflexiones, de hallazgos, de notas marginales que sólo para mi tienen sentido. Mis libros son mi pan, mi sombra, mi memoria, todo esto y más aún... ¿Dónde me voy a buscar y reconocer? Siento un dolor desgarrador y estoy a punto de echarme a llorar ¡Cuántas veces me he privado de una comida por comprar un libro! Si ahora vendo mis libros no es para comer sino para pagar a los malditos, a los inhumanos hoteleros de Paris, porque si no les pago serían capaces de hacerme un daño horrible, de matarme tal vez; en una palabra, de impedirme que alguna vez vuelva a comprar libros.

Paris, 12/NOV/56
¡Se salvaron mis libros!, ¿Hasta cuándo?

Paris, 16/NOV/56
Reunión con Haya de la Torre en un bar de Saint-Germain. Habló, gesticuló, representó de media noche hasta las seis de la mañana. Impresión confusa. Por momentos me decía que durante muchos años aquel hombre había sido el más importante del Perú. En la mesa, frente a un vaso de vino tinto, es un hombre ameno, risueño, en apariencia inofensivo, inteligente, culto, improvisador, lleno de anécdotas. Dos o tres subyugantes. Una gran experiencia de los hombres, de los paises, de las culturas. Tono intermedio, entre el profesor y el commis voyageur (vendedor).
En general, se mostró reticente acerca de sus proyectos politicos. Parece que no le interesa jugar un rol activo dentro del partido. Su deseo es ir a Lima para el Congreso Aprista de febrero y regresar a Europa luego de organizar a sus prosélitos. Aquí vive bien, sin mayores responsabilidades, viajando de un país a otro, rodeado de amigos importantes, como todos los políticos sudamericanos en disponiblidad.
Frente al comunismo se mantiene intransigente. Habla de descomposición, de crisis del marxismo con argumentos impresionantes. Admira la democracia norteamericana y la disciplina alemana. Cierta presunción aristocrática y un racismo subconciente. En general parece politicamente liquidado.

Paris, 29/DIC/56
Suspendido el diario por falta de lapicero. Hace diez días que vivo en el más profundo desorden de ideas y de sentimientos. Duermo dos o tres veces durante el día. Salgo hacia el atardecer. Veo a Françoise a determinadas horas y luego busco a Carmen. Lo curioso es que ninguna de estas dos mujeres me interesa. Puedo decir más bien que me aburren. Estas entrevistas me agotan desde todo punto de vista y me entristecen. Bebo con regularidad, pero sin exceso. Hace cuatro días que tengo media botella de whisky sobre la mesa y no me decido a tocarla. Esto demuestra que no amo la bebida en sí sino la decoración que la rodea: un bar, amigos, música, azares de la noche. Me encuentro, además en la imposibilidad de realizar un esfuerzo intelectual serio. Cierto tedio por la lectura, terror por la escritura y una resistencia feroz para emitir una opinión. Lo que siento en el fondo es pereza de razonar. No sé qué hacer. Hace tres añños que conocí a C., de quien hoy recibí postal amorosa. Crisis de fin de año.

Paris, 16/ENE/57
Hablámos del amor y la amistad. Apoyándome en Montaigne, le decía que una de las condiciones de la amistad era la separación periódica de los amigos. La ausencia robustece más la amistad que la presencia. La presencia engendra la saturación, el hastío, a veces las antipatía. Me ha sucedido muchas veces que parta un amigo para no perderlo. Es por ello quizas que nunca he querido en Paris compartir mi habitación, a pesar de las ventajas económicas que ello ofrecía.

(A COMIENZOS DE ABRIL VIAJÉ POR TREN A AMBERES PARA HACER UN STAGE DE SEIS MESES EN LA FÁBRICA GEVAERT POR CUENTA DE PAUL SCHENEIDEWIND)



Amberes, 17/MAY/57
Envejecemos cuando nos damos cuenta de que empieza a sobrarnos un poco de pasado. Los recuerdos se acumulan y ya no sabemos qué hacer con ellos. Nuestra memoria parece tener una capacidad limitada. Vencida esta, sobreviene el desorden, el embarazo y lo almacenado asoma a la conciencia.

Amberes, 26/JUN/57
El asunto de "la maravillosa niña de la bicicleta" se torna interesante, menos por lo que atañe a ella que por lo fenómenos concomitantes. Aquí interviene quizás la ley de las afinidades electivas. Que Tony se me acerque en un bar, sin conocerme y me diga que me invita a su casa, que llegando a su casa descubra que su hermana es la niña que durante un mes consecutivo he visto pasar en bicicleta bajo mi ventana; que la madre ame el desorden, tenga una magnífica biblioteca y escriba piezas de teatro; que Tony me confiese que lo único que le interesa es escribir... y que además de todo eso me diga que su hermana se encuentra sola, que nunca ha tenido un flirt y que yo soy el indicado para iniciarla y que esto a sus padres no le disgustaría. Todo ello no es normal, si partimos sobre todo del equívoco inicial: Tony creyó que yo era español y que me gustaba el flamenco.

Amberes, 14/JUL/57
A los 28 años uno se vuelve estúpido, mezquino, terriblemente egoísta. Antes de resolverse a la acción piensa en mil detalles insignificantes. Pienso, por ejemplo que si me casara con Mimí no podría nunca llevarla a un salón. Su timidez, su insociabilidad, no harían más que acentuar las mías. Me acuerdo al respecto de C., su polo opuesto.



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